
GAYAN, Afganistán — Los aldeanos se apresuraban a enterrar a los muertos el jueves y cavaban, con sus propias manos, entre los escombros de las casas en busca de sobrevivientes del potente sismo que remeció el este de Afganistán y causó al menos 1,000 fallecidos.

El terremoto fue el más letal en el país en dos décadas, y las autoridades advirtieron que la cifra de víctimas mortales podría aumentar. Se estima que otras 1,500 personas resultaron heridas, según reportó la agencia noticiosa estatal Bakhtar.
En la provincia de Paktiká, que fue el epicentro del terremoto de magnitud 6 del miércoles, los hombres de una aldea cavaron una fila de tumbas bajo un cielo plomizo, para tratar de dar sepultura a los fallecidos pronto, como manda la tradición musulmana.
“No tienen nada que comer, se preguntan qué pueden comer, y además está lloviendo”, dijo un reportero de Bakhtar en imágenes desde el lugar del sismo. “Sus casas están destruidas. Por favor, ayúdenlos, no los dejen solos”.

El desastre causado por el movimiento telúrico de magnitud 6.1 infligió más penurias a una nación donde millones de personas viven en condiciones de hambruna y de pobreza, y donde el sistema de salud se ha ido deteriorando desde que el Talibán retomó el poder hace casi 10 meses, tras el retiro de las tropas de Estados Unidos y la OTAN.
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