La Niña Narciza toda una vida entregada al servicio de la iglesia

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El Barrio San José de Zacatecoluca se encuentra de luto tras el fallecimiento de una mujer ejemplar, la Niña Narciza, quien dedicó casi una centuria de su vida al servicio incondicional de la Iglesia Católica. A sus 99 años de edad, su partida deja un vacío en la comunidad religiosa que ella misma contribuyó a construir y fortalecer.

La niña Narciza, cuyo nombre completo era Narciza Ramírez, era una figura conocida y respetada en el Barrio San José y en Zacatecoluca, durante más de siete décadas, fue un pilar fundamental en el Templo del Santo Hermano Pedro de San José de Betancourt, donde formó parte activa de la Guardia del Santísimo. Su incansable labor consistió en leer lecturas, llevar la ofrenda del pan y el vino, cantar cuando los coros no estaban presentes, además de participar en la colecta y servir como sacristana cuando fue necesario.

El legado de Niña Narciza trasciende las actividades litúrgicas. Fue una de las fundadoras de la Hermita del Santo Hermano Pedro, un lugar sagrado para la comunidad donde su propio padre, Abel Pineda, donó el terreno para su construcción. Su devoción y compromiso hacia la iglesia fueron admirados por sus congéneres, quienes encontraron en ella un ejemplo de fe y entrega desinteresada

Conocida cariñosamente como «Niña Narciza» debido a su humildad y espíritu joven, la servidora tenía previsto celebrar su centenario en octubre próximo, pero la voluntad divina la llamó a su presencia antes de alcanzar ese hito.

Los restos mortales de esta amada mujer serán velados en su hogar, ubicado en la 7ma calle oriente, Barrio San José, y el día de mañana, se llevará a cabo una misa de cuerpo presente en el Templo del Hermano Pedro, a las 2:00 pm, posteriormente la llevarán a su última morada en esta tierra, El Cemento General El Espino, donde amigos, familiares y feligreses podrán despedirse y rendir homenaje a su memoria

La partida de Niña Narciza deja un vacío irremplazable en el corazón de quienes la conocieron, pero su legado perdurará en la comunidad que tanto amó y sirvió. Su ejemplo de devoción, humildad y servicio a la Iglesia Católica inspirará a generaciones venideras a seguir sus pasos y continuar con la obra que ella comenzó